Pekín, 1 de enero de 2014.
Beijing, 1 January 2014.
La primera Nochevieja fuera de casa. Las primeras campanadas en un restaurante español en Pekín, campanadas de expatriados, de viajeros del futuro. Explicarle a dos coreanos que comer doce uvas les traerá suerte en este año que acaba de comenzar. Abrazos internacionales, Anne Igartiburu e Imanol Arias otra vez. Fiesta en Wudaokou, Ron cola que envenena, Kazajistán.
¿Dónde estabas el año pasado?
Las personas que vienen y van, el balance que haces cada año. Lo que queda. Quienes quedan. Tantas historias, tantos lugares, tantas caras. Como cada año, lo has hecho bien y has metido la pata hasta el fondo; lo has intentado, te has rendido y te has vuelto a alzar, te has aburrido y te lo has pasado genial. Has querido y te han querido, te has enfadado, has dado mil vueltas. Lo cierto es que, un año más, todos lo hemos hecho lo mejor que hemos podido.
En 2013, yo...
No importa ya y, sin embargo, forma tu historia.
Un taxista que se aprovecha de tu careto extranjero para llevarte por medio Pekín, travesía nocturna antes de volver a casa. Conexiones por Skype con la familia en España, media hora mal contada de duermevela, las segundas campanadas, las de verdad, a las siete de la mañana hora de Pekín, con uvas y todo porque esa tarde comprasteis para un regimiento. Anne Igartiburu otra vez, con otros dos hombres (ella sí que sabe). Si comer doce uvas da suerte, comer veinticuatro habrá de convertirnos en las criaturas más dichosas de este mundo.
Hay un hilo conector entre todas estas anécdotas, entre el presente, el pasado y el futuro. Estás viviendo.
¿Dónde estarás el año que viene?
¿Cuál es tu propósito en este nuevo año?
Yo no tengo ninguno.
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