Xian, Museo Beilin, octubre de 2013.
Xi'an, Beilin Calligraphy Museum, october 2013.
Uno de los sitios que visitamos en Xian fue su museo de caligrafía tradicional, que era en realidad un hermoso espacio abierto, en el que la naturaleza, todavía vistiendo de verde, se mezclaba con arquitectura tradicional china. Seguimos las explicaciones de nuestro guía como buenamente pudimos, y se nos llevó, con la prisa propia de los viajes organizados, a una parte del recinto donde se ofrecían al visitante, recién hechas y para su adquisición, copias de las inscripciones en las viejas estelas y lápidas de piedra.
En tiempos, se nos dijo, los estudiosos acudían a Beilin para estudiar, noche y día, estos libros de texto primitivos.
En la actualidad, ni siquiera muchos ciudadanos chinos conocen los preciosos y complejos caracteres tradicionales. Pero las viejas escrituras se conservan para todo aquel que aún se atreva a estudiarlas o, simplemente, admirarlas. En Beilin, los copistas utilizan reproducciones de los antiguos originales que preparan rellenando los moldes de los caracteres con tinta, tal y como dentro de las plantas fluye la savia. Después, con sumo cuidado, presionan contra estas imprentas grandes papeles de textura delicada, que absorben ese mensaje de hace siglos. Un trabajo metódico, pero delicado. Junto a las grandes planchas, las recopilaciones se venden en bonitas ediciones de portadas indescifrables.
Y así, lo que fue vuelve a ser, una y otra vez. Es el ciclo de todo cuanto vive; también de las palabras.