lunes, 24 de junio de 2013

Noches pekinesas #1 / Beijing Nights #1


Beijing, Houhai. China, agosto de 2010.
Beijing, Houhai. China, August 2010.


Occidente y Oriente. 

Personalmente, creo que el abismo es demasiado grande. Contra la distancia, aun así: los puentes. El que conduce a China, no obstante, posiblemente sea siempre inestable. Otra mentalidad, un lenguaje tan bello como difícil que representa, ya en sí mismo, una forma radicalmente distinta de codificar la realidad que nos rodea. Otro sistema. Asignaturas troncales de vital importancia que continúan pendientes para el septiembre de una sociedad más libre, justa y democrática, si bien la vieja Europa y la superpotencia mundial tampoco deberían hacer alardes, no en estos tiempos de recesión y recorte de la dignidad, de los derechos, de la sinceridad y la transparencia, de la moral del pueblo.
Occidente y Oriente.
China a través de los ojos de alguien que apenas si tuvo tiempo de vislumbrarla y que desea volver a ella.
Si existe un ingeniero de puentes y caminos eficaz, fiable y revolucionario, ese es la juventud.
En la juventud se recortan las distancias, se suavizan las diferencias, se unifican las ilusiones.
Se sientan en la ribera del lago, envueltos en luces, sonidos y noche. Las pantallas encendidas de sus móviles pueden mostrar un mensaje de amor, un resquicio a la censura, una broma entre amigos, una cita para más tarde, una canción que se les ha infiltrado en la cabeza. 
En el fondo, nos anima la misma energía, nos consumen las mismas preocupaciones.
Bajo la superficie del lago, gemela inversa de la realidad que nuestros ojos miran, duermen retazos de conversaciones, debates, risas, peleas e historias.
Dime que, en el fondo, no nos parecemos.
Dime si contemplábamos un paisaje distinto aquella noche de verano.

Estamos sin dinero en los bolsillos y sin poesía en el corazón.


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