Liverpool - Hull, invierno de 2013.
Liverpool - Hull, Winter 2013.
Llegaba con tiempo de sobra para coger el tren. Con todo, no quería despistarse. Compró un bocadillo y una bebida caliente en el primer puesto que encontró y, sin soltar ni un instante la maleta, se sentó a esperar en uno de los bancos metálicos que había en el mismo andén al que llegaría su tren. Sacó un extremo del bocadillo de la bolsa de papel marrón en el que iba envuelto, le dio un mordisco con ganas y miró de reojo a sus compañeras de espera, dos chicas de unos veintitantos, quizá treinta. Una de ellas contaba algo que le había sucedido, la otra escuchaba y le daba su opinión de cuando en cuando.
-Es que yo no puedo dejar esto ahora, ¿entiendes? Es mucho tiempo, tenemos una vida hecha en común. Han sido muchos años. Pero él me dijo...yo me quedé mejor, porque él me dijo: yo sé que tú y yo, tarde o temprano, estaremos juntos.
-Claro, por eso te quedas tú tranquila. Porque tú ahora estás en esto, pero tú sabes que no va a cambiar...
-No, no va a cambiar, claro que no. Es que yo lo veo, ¿sabes? Que todo va a seguir igual. Y yo así no voy a poder.
-Claro. Es que la gente hace como que cambia, pero luego te sale lo que tú tienes dentro, porque eso no se puede evitar. Es que uno es como es.
-Sí, eso es así.
-Pero por eso tú estás tranquila, porque este otro, tú le conoces, y es que te lo ha dicho con todas las letras...que él te va a esperar...
-Sí, y a mí me gustó, no sé.
-A lo mejor tiene razón, a lo mejor vais a estar juntos tarde o temprano.
-Sí, a lo mejor.
El tren llegó y se apresuró a subir antes de que los pasillos estuvieran atestados de maletas, viajeros y conversaciones, si bien estas últimas siempre le causaban curiosidad.
"Yo sé que tú y yo, tarde o temprano, estaremos juntos."
Sintió la tenacidad de aquella persona que esperaba a otra, en algún lugar. Aquel anhelo le alcanzó como una fe intensa y ciega, tierna pero también algo ridícula.
Todas las creencias exigen del hombre ingenuidad y entrega desinteresada.
Miró por la oscura ventana del tren y comprobó que su reflejo le devolvía una sonrisa triste.
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