domingo, 30 de junio de 2013

El dinero no puede comprar la belleza / Money cannot buy beauty







Pekín, Templo Yonghe o de los Lamas, agosto de 2010.
Beijing, Yonghe Temple, also known as Lama Temple, August 2010.

¿Fue esa la imagen que te enseñó a mirar con otros ojos?
¿Fue ese el momento que te hizo despertar a la belleza?
¿Cuándo supiste que hay imágenes sagradas?
¿Cuándo aprendiste a vivir buscando milagros pequeños?

sábado, 29 de junio de 2013

Noches pekinesas #3 / Beijing Nights #3


Pekín, agosto de 2010.
Beijing, August 2010.


Pasas al lado de la gente y te preguntas por sus historias. Te preguntas por qué esperan, de pie o sentados. Cómo matarán las horas al frente de su pequeño y solitario negocio. A qué local corresponderán los luminosos y carteles. Cuántas revanchas se tomarán los jugadores de una partida de cartas callejera. Te envuelven los olores de los puestos de comida, buscas un bar donde tomar una cerveza. Vuelves al hotel en que te alojas. Te preguntas quién vivirá tras los zaguanes que arrojan su luz trémula. Oyes voces en un idioma ajeno.
¿Cuántas historias abrirán sus ojos en esta ciudad cuando los seres diurnos ya duermen?
Es mucho más interesante la noche que el día.

viernes, 28 de junio de 2013

Miseria / Misery



Pekín, metro, agosto de 2010.
Beijing Underground, August 2010.

La miseria es un guantazo fuerte en la cara.
Un espectáculo incómodo, un universo ajeno.
Te salta encima, la miseria, a la que te descuidas. Se te enrosca en los tobillos, se te infiltra en la retina. Ojos inyectados en realidad y mil nervios rojos que tensan y cansan la mirada.
Descarga su equipaje, la miseria, en la esquina de un pasillo del metro. Te asalta con un tímido toque en el hombro. Te mira con los ojos de un niño. Se arrastra por el suelo, la miseria, aferrándose a un amasijo de metal.
No creas, no está tan lejos, la miseria. Es solo un problema de perspectiva. Si la quieres mirar de cerca, si la quieres contemplar en la distancia. Es una cuestión ocular. Parpadeas y te libras de ella. 
Pasas de largo y te la sacudes de encima, de un puntapié.
Tiene dedos frágiles. Es dócil, como un perro apabullado. Es un cuerpo ligero. La arrastra el viento y la esparce por todo el mundo.

jueves, 27 de junio de 2013

Cenizas / Ashes


Pekín, Templo Yonghe o de los Lamas, agosto de 2010.
Beijing, Yonghe Temple (also known as the Lama Temple), August 2010.

Se desea lo posible y también lo imposible. 
A menudo, más lo segundo que lo primero.
No obstante, cuando todos los deseos se consumen y quedan reducidos a cenizas, resulta imposible distinguir las unas de las otras, el deseo que no puede ser del que se anhela de forma realista.
Debiera existir un Dios que recibiese enormes urnas llenas de ceniza suave y uniforme.

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You long for both possible and impossible dreams. 
More often than not, you long for the impossible ones.
Nevertheless, when all wishes burn out and are reduced to ashes, it is equally impossible to tell them apart - to actually distinguish between an illusion and a realistic desire.
There should be a God that received huge urns full to the brim with smooth, homogeneous ashes.

miércoles, 26 de junio de 2013

Infancia / Childhood


Pekín, Ciudad Prohibida, agosto de 2010.
Beijing, Forbidden City, August 2010.

En China, los extranjeros somos todavía una atracción. Depende más o menos de la zona por la que pases, pero hablamos de Pekín, y la gente te mira por la calle. Te sacan fotos, o se acercan educadamente a hacerse una contigo. 
A pesar de que esto puede resultar incómodo para los más tímidos, el pueblo chino es, por norma general, afable y hospitalario. Sienten curiosidad por ti, y acogen de buen grado la tuya. Si sus niños no se te acercan espontáneamente, sus niños de rostros delicados y perfectos, pelo negro de seda, ellos mismos te los acercan para que hables con ellos, os hagáis una foto más juntos o les cojas en brazos.
Esta pequeña, no obstante, solo miraba a la cámara.

martes, 25 de junio de 2013

Noches pekinesas #2 / Beijing Nights #2



Pekín, Sanlitun, agosto de 2010.
Beijing, Sanlitun, August 2010.


En Sanlitun, muchas de las voces que ríen y gritan en la noche, camino de la fiesta en cualquiera de sus pubs y locales, no hablan chino. Por las calles de Pekín no se ven tantos occidentales como cabría esperar; es un detalle que sorprende al propio visitante, sobre todo ahora que China está de moda. La Gran Muralla, el Palacio de Verano, las enormes avenidas. Todas llenas de ciudadanos chinos. 

Las noches de Sanlitun, sin embargo, son diferentes.
Un grupo de juerguistas pasa de largo. Una breve mirada le basta para reconocer entre ellos al tío con el que se lió hace un par de noches: sigue llevando una corbata en la cabeza, solo que esta noche es blanca. Le dijo que tenía un grupo y le preguntó si alguna vez había estado en Florida. Después gritaron Yes, we can al unísono, la euforia por Obama sigue vigente este verano. No le apetece saludar y ni siquiera sabe si le reconocería, así que vuelve la mirada y se encuentra en una plaza en la que no había estado antes.
Es un espacio extraño.
El pavimento, normalmente gris y blanco, está ahora suavemente teñido con el suave brillo rosa y azulado del enorme anuncio frente a ella. A excepción de los jóvenes hombres y mujeres de la pantalla y ella misma, no hay ni un alma en la plaza. 
¿Cuál es el mensaje del anuncio, si es que es tal cosa realmente?
En la pantalla, ellos y ellas cierran los ojos con fuerza y se tapan los oídos. Ella no percibe nada fuera de lo común en torno a sí, por lo que parece como si estuviesen recibiendo información privilegiada, y también desconcertante, de sus sentidos. 
Algo que ella no puede ver ni oír flota en el pesado aire nocturno de Pekín.
De repente, le asalta la sensación de encontrarse en otro planeta, una atmósfera solitaria y de tecnología punta. 
Sus habitantes no quieren oír, no quieren ver, no quieren hablar.
Entonces su propio grupo le llama y se marcha, aliviada.

lunes, 24 de junio de 2013

Noches pekinesas #1 / Beijing Nights #1


Beijing, Houhai. China, agosto de 2010.
Beijing, Houhai. China, August 2010.


Occidente y Oriente. 

Personalmente, creo que el abismo es demasiado grande. Contra la distancia, aun así: los puentes. El que conduce a China, no obstante, posiblemente sea siempre inestable. Otra mentalidad, un lenguaje tan bello como difícil que representa, ya en sí mismo, una forma radicalmente distinta de codificar la realidad que nos rodea. Otro sistema. Asignaturas troncales de vital importancia que continúan pendientes para el septiembre de una sociedad más libre, justa y democrática, si bien la vieja Europa y la superpotencia mundial tampoco deberían hacer alardes, no en estos tiempos de recesión y recorte de la dignidad, de los derechos, de la sinceridad y la transparencia, de la moral del pueblo.
Occidente y Oriente.
China a través de los ojos de alguien que apenas si tuvo tiempo de vislumbrarla y que desea volver a ella.
Si existe un ingeniero de puentes y caminos eficaz, fiable y revolucionario, ese es la juventud.
En la juventud se recortan las distancias, se suavizan las diferencias, se unifican las ilusiones.
Se sientan en la ribera del lago, envueltos en luces, sonidos y noche. Las pantallas encendidas de sus móviles pueden mostrar un mensaje de amor, un resquicio a la censura, una broma entre amigos, una cita para más tarde, una canción que se les ha infiltrado en la cabeza. 
En el fondo, nos anima la misma energía, nos consumen las mismas preocupaciones.
Bajo la superficie del lago, gemela inversa de la realidad que nuestros ojos miran, duermen retazos de conversaciones, debates, risas, peleas e historias.
Dime que, en el fondo, no nos parecemos.
Dime si contemplábamos un paisaje distinto aquella noche de verano.

Estamos sin dinero en los bolsillos y sin poesía en el corazón.


domingo, 23 de junio de 2013

Sueños / Dreams


Granada, junio de 2013, Cuarto Real de Santo Domingo (Realejo)
Granada, June 2013, Royal Quarters of Santo Domingo, Realejo

"Libres vuelan los sueños en la noche."

Presos están durante el día.

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'Dreams fly free in the night'

...For they remain prisoners in the daytime.

sábado, 22 de junio de 2013

Votos de felicidad


Granada, Catedral, 15 de junio de 2013.
Granada, Cathedral, 15 June 2013.

"¿...Prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?"
Recordaba aún aquel voto de memoria. No solo por haberlo oído mil veces en las películas, no. Es que él, por aquel entonces, era muy creyente, y aquellas palabras del cura, a la vez solemnes y tiernas, que para eso el pobre hombre lo conocía a él desde bien chico, le emocionaron profundamente allí en el altar.
No habían tenido nunca un duro de sobra, y ni siquiera parecía entonces una vida fácil, pero él a Emilia la adoraba. Vaya que si la adoraba. El suelo que su Emi pisaba, él lo habría besado. Su santa era, y una cría, como quien dice, la Emi, como él mismo, cuando se conocieron y se casaron. Lo tontos que eran los dos.
Se acordaba él perfectamente de la primera vez que salieron juntos, vaya, con aquel vestido de flores que la tía abuela del bigote le había cosido por su santo del año pasado, y la tía abuela viuda, más benigna y también más feliz y libre, le había retocado.
Que con ese falso tan largo te ibas a quedar para vestir santos, niña le gustaba recordar más tarde a Emilia, se reía ella con ganas cuando se acordaba de la historia del vestido, le venía a la cabeza a veces, cuando estaban juntos en el dormitorio.
Ahí eran felices. Y luego también, en el fondo, ahora se daba cuenta, tarde pero lo veía. Lo que pasa es que luego vinieron los problemas. A él le echaron del trabajo y solo quedó lo que sacaba Emilia de dependienta en aquella tienda, y más tarde fregando también casas, y él siguió en el paro y le entró la pena negra. Borracho no es que fuera entonces, eso no, pero no tenía él que haber bebido tanto. Ahí todavía no. No le hacía falta, ahí. Violento nunca, eso sí. Ni esto. La Emi a él solo le aguantó las lloreras, la depresión, todo el negro que veía. Y de penas también tenía lo suyo, ella. 
—Yo no digo muchos —pensaba Emilia en voz alta, cuando ya no podía más en silencio—. Muchos no, que no da el dinero y tampoco es plan. Pero siquiera la parejita podíamos tener. Siquiera un niño.
No supieron bien nunca por qué no pudo ser. En algún momento ella se resignó a que no pudiera ser y entonces, cuando él estaba triste o vencido, lo acunaba sin darse cuenta como al crío que jamás vendría. Y entonces él se sentía culpable, porque aunque al principio también quería él su propia familia, secretamente había aceptado mucho antes que ella su ausencia. Quizá hasta fuera su propia culpa, al final. Por renunciar primero.
El cáncer sí que llegó, sin embargo. 
Se la comió enterita, el puto cáncer, a la pobre Emilia. Y se la comió despacito, además. Se tomó su tiempo, la cosa aquella. Y ya no quiere recordar más, y por eso acabó como acabó nada más morir ella, y por eso ahora sí que es un borracho y además poco le importa.
Se ha imaginado muchas veces que va a lo alto, a San José, y se muere bajo el nicho de ella, pero sabe que eso no va a pasar.
Con los ojos brillantes y húmedos, mira a su perra, echada junto a él en las escalinatas de la Catedral, adormilada por el calor, y le pasa una mano por el pelaje basto. Quién coño le mandaría a él plantarse allí justo después de una boda, para ponerse a pensar.
—Emi. Emi, bonita, tira. Venga, que nos vamos.
Al principio le dio apuro, ponerle ese nombre a una perra. Luego se dio cuenta de que ese era el único nombre que él quería pronunciar, y entonces le dio igual.

***

—¿Pero cuándo viene?
—Sabes que ella siempre llega tarde.
La ausente formaba parte de aquella hermandad temporal, femenina e internacional que se había fundado aquel curso en Granada. Todas estudiantes extranjeras, uno u otro programa de sus respectivas universidades las había reunido allí, y el centro de lenguas local hizo que se conocieran. Después, noches de fiesta, cenas multiculturales en pisos de estudiantes, viajes, percances y otras aventuras las convirtió en amigas. Un tapiz de acentos estadounidenses, británicos, mediterráneos, eslavos. Y una maraña de historias, una pequeña muestra concentrada de las relaciones humanas en los nueve meses que dura un curso académico.
—A lo mejor no viene.
—A mí me dijo que sí. Iba a pasar la mañana con Nico, comía con él en su piso y luego venía.
Eso era lo que llevaba todo el rato temiendo y deseando oír. Con Nico. Chiara y Nico, Nico y Chiara. Él era otro conocido de las noches Erasmus en el Sacromonte, un español que estudiaba allí Derecho. Ojos y pelo oscuros, piel morena, como si el bronceado le durase de un verano a otro. Cabrón.
—Mientras no venga ahora con ella...
—No va a venir, Jana. Ella sabe que tú no quieres. 
Ella, otra igual. Su mejor amiga hasta que tuvo la oportunidad de enganchar a Nico. No hacía ni un mes desde la última vez que él había estado en su piso, con ella, Jana, y a la otra le había faltado tiempo para tirarse a él. Ahora Nico seguía yendo al piso, solo que ella lo había dejado, enferma de celos.
Jana, no seas injusta tampoco.
—Yo no digo nada —las dos sonreían y fingían hablar de cualquier otra cosa, para que las otras no se dieran cuenta.
—Ya, pero se te nota mucho.
Había llegado a la ciudad enamorada de ella antes incluso de recorrer sus calles. Ahora, hacía tiempo que ya no sabía mirarla sin él en la cabeza, como un tumor mortal alterándole el cerebro. Cuando la dejase, se alegraría y lloraría al mismo tiempo por ella. Por haber perdido su sueño de venir aquí.

***
¡Cuántos colores! El rojo y blanco de las rosas, y los confetis diminutos de plata y rosa, y el blanco del arroz. Mamá le había explicado por qué en las bodas se tiraba arroz. La abuela Julia le había dicho que luego salía el cura, lo barría y con lo que juntaba se hacía una paella.
—Hay que ver las cosas que le dices a la niña —pero todos se reían, porque la abuela Julia era genial.
Le parecía tan bonito todo, que pensaba coleccionar confeti y pétalos y arroz de bodas. Tenía un frasquito de esos de cristal para la mermelada, y ahí echaba lo que recogía cada vez que iba de paseo y pasaba cerca de los restos de alguna boda. O cuando la prima Clara se casó el mes pasado. Casi toda su colección, en realidad, salía de la boda de la prima Clara.
—Cuando sea mayor y me case, le daré a la gente el frasco para que me tire todo lo que tengo guardado de ahí, y así será como si mi boda fuesen muchas bodas.
Mamá le había mirado un momento, como extrañada, y luego había sonreído y le revolvió el pelo, y la llamó ratona.

viernes, 21 de junio de 2013

Rezos / Prayers




Pekín, China, agosto de 2010. Templo de Yonghe (también conocido como Templo de los Lamas)
Beijing, China, August 2010. Yonghe Temple (also known as the Lama Temple)

¿Qué es lo que tu corazón más desea?
¿Por qué juntas las manos en una plegaria?
¿Cómo es el rostro de aquel a quien pides?

¿Qué pista encuentras en sus facciones?

¿Son ciertas las señales de tu propia cara cuando rezas?
Quizá pidas por un trabajo, por tu propio pedazo de felicidad. Por lo conocido, por lo desconocido. Por tus entrañas enfermas, por tu mente a oscuras.
Quizá pidas por una persona. Por su salud, por su atención. Por su amor, por su camino.
Acaso reces por el olvido, acaso por el recuerdo.
Me pregunto si rezas todo tú o solo una parte de ti.
¿En qué piensan entonces las otras?

Tu plegaria es bilingüe. 

Tus labios la pronuncian en tu lengua materna, tu interior la formula en un lenguaje mundial.

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Which is your heart's most cherished wish?
Why do you fold your hands in a prayer?
What is the face of He or She whom you ask to grant your wish like?

What kind of clue do you find in His or Her features?

Are the clues in your own face true to your inner feelings when you pray?

Perhaps you are praying for a job, for your own little share of happiness. Perhaps you are praying for something known or unknown to you. Praying for your sick organs, for the darkness in your mind.
Maybe you are praying for someone. For their health or attention. For their love, for their path in life.
Maybe you are praying to forget, maybe you are praying to remember.
I wonder if you pray with all your heart, I wonder whether it is only a part of you praying.
If so, what is the rest of you thinking about?

Your prayer is bilingual.

Your lips utter your prayer in your mother tongue, your soul express it in a worldwide language.

jueves, 20 de junio de 2013

Abril de 1931, junio de 2013 / April 1931, June 2013


Madrid, Sol, 16 de junio de 2013
Madrid, Sol, 16 June 2013


Madrid, Congreso de los Diputados, 17 de junio de 2013
Madrid, Congress of the Deputies, 17 June 2013

La bandera que enarbolan es una reliquia de tiempos pasados. Tiempos en los que se quiso hacer de España una nueva nación. Tiempos que fueron como un laboratorio de esperanza, promesas de progreso e igualdad.

Las probetas estallaron, el experimento salió mal, pero los recuerdos y reivindicaciones de quienes llevan esta bandera no están en blanco y negro, ni en sepia. Sus colores son el rojo, el amarillo y el morado.

Aun así, solo se conocen dos repúblicas en este país.

Y una se pregunta.

Del Congreso salen los diputados después de una jornada de trabajo. Los reconoces por su paso orgulloso, sus cabezas altas, sus frentes despejadas, su parsimonia. La calma de quien figura primero en la lista. Suben a un pequeño autobús, protegidos por escoltas, y el tráfico se congestiona y pita, y protesta y aguarda. El autobús, impasible, continúa su breve trayecto y aparca unos cuantos metros más allá, en plena acera. Las personas importantes bajan y se concentran en pequeños grupos a la entrada de un buen restaurante.

Y al lado pasas tú con tus tasas universitarias que suben y suben, con tu abecedario de la hipoteca, con el desahucio como una espada de Damocles sobre tu cabeza. Tú con toda tu incertidumbre de joven recién licenciado, de currante de base, de pensionista asfixiado. Tú con tus niños comiendo de beca y caridad en el cole. Tú, sin trabajo. Tú, con una enfermedad rara que no se investiga porque eres uno de apenas un puñado. Tú, españolito de a pie. Tú y como tú, otros.

Escraches, manifestaciones, quince emes, huelgas, protestas, comisiones.

Colores antiguos en Sol o en el Reina Sofía.

Hacer de España una nueva nación. 

Y una se pregunta.

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The flag they hoist is a keepsake, the remains of a time long ago past. A time during which people dreamed of turning Spain into a brand new nation. A time that was like a laboratory of hope, dreams of progress and equality.

The test tubes shattered, the experiment went wrong, but the memories and demands of those who hoist this flag are neither in black and white nor in sepia. Their colours are red, yellow and purple.
Yet, this country has only known of two republics.
One can only wonder.

Deputies leave the Congress after a working day. You can recognise them by their proud pace, their heads well up, their bright and clear foreheads, their calmness. The calmness of those who are always on the top of the list. They get on a small coach, protected by the bodyguards, and the traffic gets jammed, hoots, complains and keeps waiting. So does the coach — its short journey finished, it parks a few metres down the Congress, right in the sidewalk. These important people get off the coach and form small groups at the entrance to a fine restaurant.
And there you go, right next to them, with your university fees going up and up, with your fully unpaid mortgage, your potential eviction like a Sword of Damocles over your head. There you go, full of uncertainty as a young graduate, a blue-collar worker, an overwhelmed pensioner. You and your children, relying on grants and charity to eat at school. You, jobless you. You and your rare disease that gets no research, because it is only about you and a few more. You, poor little average Spaniard you. You and many more like you.

Escraches, demonstrations, March the Fifteenth, strikes, protests, commissions.

Old colours in Sol or the Reina Sofia Museum.

Turning Spain into a brand new nation.

One can only wonder.

miércoles, 19 de junio de 2013

Comunicación / Communication


Madrid, Malasaña, 17 de junio de 2013.
Madrid, Malasaña, 17 June 2013.


"Nos pondremos en contacto con usted."
Conservaba la esperanza de no haber oído el móvil. No haberlo oído, a pesar de que ahora estaba aún más esclavizada a él que el común de los mortales, y al rescatarlo de su bolso y consultar la pantalla habría una nueva notificación, con una vida igualmente por estrenar codificada en sus bits.
Pero no había nada.

Con un gesto automático, accedió a las redes sociales en las que estaba para dejar testimonio de su impaciencia, de su esperanza algo maltrecha. Después consultó el periódico y su álbum de fotos virtual. Por último, desganada, volvió a las redes sociales a cosechar las primeras reacciones a su estado. 
Al sumergir de nuevo el móvil en las profundidades abisales de su bolso, se sintió un poco perdida.
¿Qué haría si seguía sin haber nada?

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          We will get in touch with you.
Perhaps she had not heard the phone. Perhaps, even though she was now even more hooked on to the phone than the average person. Perhaps she would take the thing out of her bag and check the screen, and there would be a brand new notification, with an equally brand new life encoded within its bits.
Nothing.
She went through the motions and entered the social networks to tell others of her impatience, her somewhat undermined hope. She then checked the newspaper and her photo album online. Finally and half-heartedly, she went back to the social networks to reap the very first reactions to her status update.
She dropped the phone again in the abyss of her bag and felt a little lost.
What would she do if things kept going like that?

martes, 18 de junio de 2013

See you tomorrow



Malasaña, Madrid. 17 de junio de 2013.
Malasaña, Madrid, 17 June 2013.


See you tomorrow.
—Venga, adiós.
Se dio la vuelta antes de que el otro marchase. Para cuando su sombra se alejaba, alargada sobre la acera deslumbrada por el sol, él ya caminaba calle de Valverde abajo, su propio alter ego engullido.
Mediados de junio y había sido una mañana fría.
Apretó el paso. Al contrario que su cabeza, era ligero y ágil. Paso de quien se aleja de lo que está tan cerca y tan lejos.
See you tomorrow.

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            See you tomorrow.
            See you.

He turned round before the other one left. By the time he did, his shadow casting long across the sun-dazzled sidewalk, he was already walking down Valverde Street — his own alter ego faded into the shade.
It was already mid-June, yet that one had been a somewhat cool morning.
He quickened his pace, light and nimble — unlike his mind. The pace of someone who goes away from something that is so close, yet so far away.
See you tomorrow.