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lunes, 28 de julio de 2014

Flamenco a pie de calle / Street Flamenco





Granada, 27 de julio de 2014, Plaza de las Pasiegas (Catedral)
Granada, 27 July 2014, Plaza de las Pasiegas (Cathedral) 

Flamenco a pie de calle lleva ya cosa de un año ofreciendo su arte allá donde pueden: normalmente, en los aledaños de la Catedral; si no les dejan o surge otra oportunidad, sirve cualquier sitio en el que haya espacio suficiente para arrancar por bulerías. No todos son españoles, ni falta que les hace para tener el duende. Bailan, taconean y cantan con una sonrisa para todo el que se sienta a verles actuar.

Ayer los encontré en una de esas salidas que hago cuando quiero perderme por la ciudad con la cámara y ver con qué vuelvo. Me habría gustado echar una moneda al sombrero, pero me pilló sin nada encima. Si veis esto, espero que las fotos al menos os gusten. Para el sombrero queda verano.

Flamenco a pie de calle (Street Flamenco) has been performing around for about a year now. Their shows take place wherever they can they normally stay at the Cathedral square, but if they are not allowed to or manage to find any other chance, anywhere will do as long as there is place enough to burst into song, clap and dance, the Andalusian way. Some of them are Spaniards, some of them are not not that it matters as long as you feel that certain magic of flamenco. These guys (and girls!) will dance, tap with their heels away and sing with a smile on their faces for everybody that cares to stop by and enjoy their show.

I found them yesterday, which just happened to be one of those days when I feel like grabbing my camera and wandering the streets of Granada, just to try and see what I bring back home with me. I searched my purse to find a little something to throw to the hat, only to find that I did not have any dough with me. Boo. Oh, well. If you happen to find yourselves here, I hope you like these photos. As for the hat, hopefully there is still plenty of summer left.

domingo, 16 de febrero de 2014

Guayaba rosa / Pink Guava


Granada, Bohemia Jazz Café, 15 de febrero de 2014.
Granada, Bohemia Jazz Café, 15 February 2014.


En el Bohemia se agolpan los libros y cachivaches vintage en las estanterías, las fotografías y recuerdos en las paredes, la gente en las mesas. Los sábados, además, los acordes brotan de las manos, memoria y corazón de un pianista ya anciano, silencioso y de traje. Un cartel a la entrada del local anuncia el comienzo del espectáculo a las once de la noche, pero el placer de la música se hace esperar. Las miradas se concentran, expectantes, sobre el hombre que, encaramado a un taburete de madera oscura, se sienta a la barra del café, consume quizá alguna de las bebidas de fantasía de la carta. Se sabe que es él quien ha de acariciar las teclas del piano negro como se sabe que la nieve es blanca o que dos más dos son cuatro, porque sus pasos y su presencia son los de un discípulo de Euterpe. 

El camarero apalabra las mesas más cercanas al influjo de la música. El ritmo de la conversación decrece, como si obedeciese a una señal secreta.

Las once y cuarto. Piano jazz y tú te pides un zumo de guayaba rosa.

At Bohemia Jazz Bar Café, books and vintage pieces and tchotchkes pile on the shelves, walls are covered with old photographs and memories and people fill the tables. Saturdays are also for the chords played by an already elderly, silent, suit-wearing pianist. According to a sign at the entrance, the show is scheduled for 11 pm, yet the pleasure plays hard to get. All eyes are on the man who, perched on a dark wood chair, sits by the counter, perhaps sipping at one of the fancy drinks from the Café's list. You know that he is about to caress the piano keys the same way you know that the snow is white or that two plus two equals four, for his steps and appearance are suitable for a disciple of Euterpe.

The waiter save for some lucky clients the tables closest to the music spell. Conversations tone down, as if following a secret sign.

Quarter past eleven. Piano jazz plays and you order a pink guava juice.

La estrella invitada / Shit Happens




Granada, Albaicín, calle Panaderos, 15 de febrero de 2014.
Granada, Albaicin (Panaderos street), 15 February 2014.

Historia de una foto con estrella invitada. Puede decirse, cuanto menos, que fue una actuación espontánea.
Sometimes shit just happens, you know. As in, literally. Local dog taking a dump — check!

miércoles, 12 de febrero de 2014

Horizonte / An Horizon


Granada, Albaicín, 9 de febrero de 2014.
Granada, Albaicin, 9 February 2014.

Casas destripadas, la ciudad extendida como una manta ante tus ojos.
Gutted dwellings and the town spreaded out like a blanket before your eyes. 

martes, 11 de febrero de 2014

Las fases de la luna / Moon Phases



Granada, Catedral, 10 de febrero de 2014.
Granada, Cathedral. 10 February 2014.

Contrariada, bajé la cámara y traté de volver a situarme. 
¿Dónde demonios estaba la luna? ¿Por qué la fotografía de hacía apenas unos segundos ya no existía?
Miré al cielo y la luna volvió a aparecer tras las nubes de lluvia.
Miré al cielo y tuve la sensación de acceder a otra respuesta, de comprender algo más.
Después volvieron a pasar las nubes.

Feeling upset, I put down my camera and tried to find my ground again. 
Where the hell had the moon gone? Why did it seem as if that image from barely a few seconds ago did no longer exist?
I looked at the sky and the moon made its way once again through the rain clouds.
I looked at the sky and felt as if I suddenly gained a new answer, an unexpected knowledge.
And then the clouds came back.


miércoles, 22 de enero de 2014

Al volver / Coming Back


Granada, 22 de enero de 2014.
Granada, 22 January 2014.

He vuelto, viejo amigo. Veo que tú sigues donde siempre, en tu papel. 
I am back, my good old friend. Still where we first met, huh? Doing your usual thing.


viernes, 30 de agosto de 2013

El gato negro / Le Chat Noir



Granada, 29 de agosto de 2013. 
[Paseo de los Tristes]
Granada, 29 August 2013. 

Este gato negro es uno de mis mejores modelos hasta la fecha. Nada de robados torpes y apresurados. Posó con la elegancia característica de su especie, lánguido e indiferente, la mirada brillante a lo suyo, pelaje negro y lustroso. Era una noche fresca de agosto y ahí estaba él, tan tranquilo, echando el rato sobre el pretil del puente. Cuando le inmortalicé, dio media vuelta y se largó, sin cumplidos.

Un tipo con clase.

This black cat is possibly one of my best models ever to date. You see, no awkward, rushed stolen shots here. It posed with the elegance inherent to its species, languid and nonchalant, a bright look minding its own business, with dark, glossy hair. It was a somewhat chilly August night and there it was, nice and easy, passing the time there on the parapet of the bridge. Once I immortalised it, the cat just turned round and left. No ceremonies.

A classy dude.

As I lay there with my eyes closed, I thought about the soft touch of the pads beneath the cat's paws, the cold triangular ears, the pink tongue. (...)
Haruki Murakami, The Wind-Up Bird Chronicle.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Colores, texturas y tejidos / Colours, textures and fabrics











Granada, 21 de agosto de 2013
Granada, 21 August 2013.

Los bazares del Paseo de los Tristes devuelven a turistas y locales la vieja y olvidada fascinación infantil por los colores y las formas, los dibujos, lo visual. Como adultos, además, nuestros ojos exploran con mayor detalle los materiales, tejidos y texturas: algodones, gasas, sedas, hilos, cuentas de cristal opaco y translúcido, de arcillas coloreadas, lentejuelas, cintas brillantes. Lo suave y lo rugoso, lo áspero, el relieve de los bordados, el tacto mimoso y escurridizo de los géneros más delicados, lo terroso. Lo ligero y lo pesado. Los tintes, los motivos, los bordados. Geometrías y vegetaciones interminables en cada pieza, pistas que se pierden entre los pliegues. Los olores, posiblemente también los olores, no tan intensos como los del cuero pero también ahí.

Desearías comprarlo todo, llevarte metros y metros de tejidos a tu casa, envolver en ellos tus cuatro paredes, envolverte tú, y tus sentidos que estallan te recuerdan a Matisse y a aquella exposición suya en la que te explicaron que el pintor se rodeaba de telas moriscas que luego recogía en sus propios lienzos, y entiendes. No hay mejor lección de arte que la que tu propio ojo capta y discierne. 

martes, 20 de agosto de 2013

Tokio, Londres, Granada / Tokyo, London, Granada





Granada, 21 de agosto de 2013.
Granada, 21 August 2013.

La última vez que vi a Hideki Sakomizu fue en Londres, en invierno. Mercado de Portobello, contra una pared de ladrillo rojo. Hideki venía de Tokio y tenía un sueño: recorrer el mundo cantando. Me pareció divertido. Mi sueño, pensé, es ir a tu ciudad. 

Quién me iba a decir a mí que volvería a ver a Hideki meses más tarde, en mi tierra natal. Sigue con su funda abierta a los pies y el cartel con el que se presenta a quien quiere detenerse a escucharle mientras sueña. Porque, obviamente, está haciendo realidad su ilusión.

Así que sigue soñando, Hideki, y hasta la próxima vez. El mundo es grande, pero no lo bastante como para que no lo recorras. ¿Y quién sabe? Tokio está lejos, pero no tanto como para no ir jamás.

The last time I saw Hideki Sakomizu was in London, during the winter. He was in Portobello Market, his back against a red brick wall. Hideki came from Tokyo and had a dream - to sing all over the world. I found it funny. My dream, I thought, is to go to your city.

Little I knew that I would see Hideki months later, in my hometown. He still keeps his guitar case open at his feet, as well as the sign with which he introduces himself to everyone who care to stop by and listen to him while he dreams. Because he is obviously making his dream come true.

So keep dreaming, Hideki, and see you soon, hopefully. The world is certainly big, but not so much that you cannot sing your whole way around it. And hey, who knows? Tokyo is far away, but not so much that I can never reach there.

jueves, 25 de julio de 2013

De la vida y la muerte / On life and death



Granada, 26 de julio de 2013, Catedral.
Granada, 26 July 2013, Cathedral.


Tú no lo harás, yo misma tampoco, el caso es que nadie lo hace, porque es un suicidio, porque no serviría de nada, porque no puede ser, porque no estamos dispuestos, porque íbamos a ir luego, porque se nos olvidó, por orgullo, porque no. El caso es que es cierto eso que dicen, eso tan típico del carpe diem, y haríamos todos bien en ir a buscar a esa persona en la que de todas formas pensamos cada día, y en arreglar las cosas con esa otra, no deberíamos callarnos lo que después estallará cuando solo nosotros podamos oírlo, cobardes, y en darnos cuenta de que hoy, como dijo alguien, es siempre todavía, y por eso más nos valdría engullir todos los sabores, y acabar borrachos de estímulos, la idea más prudente de todas sería pararte a mirar las imágenes que te han tocado en suerte, y escuchar toda la buena música,leer todos los buenos libros. Más a cuenta nos saldría vivir, vivir sin más, al menos como puedas en cada momento y ya se verá, ya se verá mañana, porque si te fijas, ¿lo ves bien?, si te fijas, la fortuna y la desgracia comparten calle, se mezclan sus sombras, y de todas formas las líneas de tu mano son difusas y nadie sabe dónde termina una y dónde empieza la otra. Estás vivo y estás muerto, casi al mismo tiempo, no lo olvides, apenas si te habrás marchado y tu cuerpo seguirá caliente un rato, como si quisiera asegurarse de que realmente te has ido, o como si quisiese seguir sin ti, le da igual y no se da cuenta aún de que se acabó, tampoco tú ahora, ni yo, ni nadie.



You will not do it, I for one will not do it either, no one actually ever does it, because it is a suicide, because there would be no point whatsoever, because it is simply not meant to be, because we are not willing to, because we were going to do it later, because we forgot it, because of our pride, just because. The truth is, however, that at the end of the day what people usually say is true, you know, all that carpe diem stuff, and so we should go and look for that special someone of whom we are thinking every single day of our lives anyway, and then up and go to fix everything with that other person, we should better not keep to ourselves those words that will burst out when it will be only us to hear them, cowards, we should better realise that, just as someone once said, 'today is always still', so it would be best for us to gulp down every single taste, to get drunk with every stimulus, the most sensible thing to do would be to stop and look at whichever images life put around you, listen to all the good music, read all the good books. It would be most worth to just live, simply live, at least to try our best every moment and then we will see, we will see later, because if you take a close look, see?, if you get closer, you will see that both fortune and misfortune share the same path, their shadows are mixed together, and anyway your palm lines are hazy and you cannot tell where does one end and the next one begin. You are alive and dead, almost simultaneously, do not forget it, you will have barely left and your body will keep its warmth for a while, as if it wanted to make sure that you are really gone, as if it wanted to stay on its own, it does not care and still has not realised that is over, nor do you, nor do I myself, no one does, not now.




martes, 23 de julio de 2013

Poesía pintada / Painted poetry




Granada, 22 de julio de 2013.
Granada, 22 July 2013.


Se llama Salvador y estaba sentado tranquilamente a la sombra, pintando, yo no sabía el qué pero él agitaba el pincel en un pote con agua y el tintineo contra las paredes de cristal sonaba a verano. Estuve a punto de pararme para curiosear, pero lo dejé estar, me dije: no vas a comprarle nada.
Subí hacia Plaza de la Trinidad. Bajé luego por Mesones. Salvador había convertido los postes y faroles en galería de arte callejera. Salvador tenía un tendedero de palabras frescas.
Lo llama poesía pintable. Y ahí está, colgada en la calle con pinzas de la ropa de colores, en este julio caluroso. No se la pierdan. 

His name is Salvador and he was quietly sat down in the shade, painting, I did not quite know what but there he was, carefully stirring a brush in a pot of fresh water, and the sweet clink against the glass sounded like summer. I was about to stop just to take a look, but finally let it go - you are not going to buy anything, I said to myself.
I went up to Plaza de la Trinidad and then down to Mesones. Salvador had turned the poles and lampposts into a street art gallery. Salvador had a clothesline full of fresh, brand new words.
He calls it 'painted poetry'. And there it is, hung in the street with colourful clothespins, in this hot month of July. Do not miss it. 

lunes, 22 de julio de 2013

Sol Caliente / Dos guitarras


Granada, 22 de julio de 2013.
Granada, 22 July 2013.

El público de este hombre es internacional, flexible y cambiante. Fluye por las calles empedradas a la sombra de los muros de la Catedral, almuerza en el pequeño restaurante en la plaza junto a la Capilla Real, sale de los bazares de la Alcaicería, pasea con la cámara al cuello, compra su nombre en árabe antes de salir a la Gran Vía.
Él toca para todos y pide a cambio la voluntad, si gustas. Hoy le escuchaban un hombre, su hijo y su perro. El hombre ha hecho callar al animal para que no estorbase al músico. El perro pareció entender y solo ladró cuando la melodía terminó. 

The audience of this man is an international, flexible, always changing one. They flow down the paved streets in the shade of the Cathedral walls, enjoy a nice meal at the little restaurant in the square next to the Royal Chapel, come out of the souvenir shops in the Alcaicería, the Arab bazaar, walk up and down with a camera hanging around the neck, buy their name in Arabic before going into Gran Vía.
He plays for everyone who happens to be there and only asks for some spare cash in return - if you wish to. Today, a man, his son and dog were listening to his music. The man kept the dog quiet, so that it would not bother the musician. The dog seemed to understand and only barked when the melody finished.

viernes, 12 de julio de 2013

Nothing Gold Can Stay




Granada, 12 de julio de 2013.
Granada, 12 July 2013.


Una luz mágica e indescriptiblemente hermosa. Indecisa entre el rosa y el naranja, abandonando el azul diurno a regañadientes, adoptaba toda una gama de matices a lo largo del cielo.

Aquella luz todo lo bañaba, cubría la ciudad y a sus habitantes y a todos los hacía más bellos, más dignos, más dorados. Sorprendida por aquel hechizo, alargó su brazo para ver si también podía pasar a formar parte de él y observó que sí, que también aquella extremidad se convertía en parte del milagro.
Contempló el paisaje, guardando silencio. También aquella ausencia de palabras y su propia mente parecían inundarse de esa luz que duró solo unos minutos y después se retiró, en una transformación gradual, dando paso a la noche.


A magical, indescribably beautiful light. Halfway between pink and orange, reluctantly letting go of the diurnal blue, it showed a whole range of subtle hues all over the sky. 

Everything was bathed in that light - the whole town and also the people in there, all of a sudden more beautiful, worthier, more golden. Surprised, she stretched out her arm to see whether it could also join the spell. It actually could, she observed - that limb became part of the miracle as well.
She gazed in silence at the landscape. That absence of words, as well as her own mind, seemed to also flood with that light that lasted only a few minutes and then gradually faded away, giving way to night.


Nature's first green is gold, 

Her hardest hue to hold. 
Her early leaf's a flower; 
But only so an hour. 
Then leaf subsides to leaf. 
So Eden sank to grief, 
So dawn goes down to day. 
Nothing gold can stay.


Nothing Gold Can Stay, Robert Frost

jueves, 11 de julio de 2013

Con los ojos bien abiertos / Eyes wide open


Granada, 3 de julio de 2013.
Granada, 3 July 2013.


Mantén los ojos abiertos. Mantén tu atención en el momento.

No te limites a ver. Mira. Y hazlo con los ojos y la mente bien abiertos. 
Cuando miras en lugar de ver, el mundo se transforma. 
El sentido de la vista será, desde entonces, un elemento omnipresente, una puerta que se queda abierta.
Miras y en cualquier momento podrías encontrar. Un instante que merezca la pena atrapar, un nuevo grado de comprensión, un rostro que se distingue de los otros, una emoción que estalla, el atisbo de una historia ajena. Las posibilidades son infinitas.
Vives y piensas, y sueñas y caminas, hablas, ríes, descubres, paseas, y mientras miras.
Tus ojos ya nunca serán los mismos.
Nunca, ¿qué significa "nunca"? ¿Cómo medir esa palabra?
"Nunca" significa vislumbrar un arcoiris de repente, un instante, siete colores trazando un puente a algún lugar, y entonces desaparece y tú esperas, pero ya no vuelve a salir.
Por eso, no veas. 
Mira.

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Keep your eyes open. Stay focused on that very moment.
Do not confine yourself to just seeing things - rather, look at them. Moreover, do it with your eyes and mind wide open.
When you look at things rather than just seeing them, your whole world changes.
The sense of sight will always be, from then on, an omnipresent element, a door that remains permanently open.
When looking at things, you might come across something anytime. An instant worth capturing, a new shade of understanding, a face that stands out the rest, a bursting feeling. Possibilities are endless.
You live and you think, and you dream and walk, talk, laugh, discover, stroll, and all the while you are looking around you.
Your eyes will never be the same.
Never. What does 'never' mean? How are we supposed to measure such a word?
'Never' means catching a glimpse of a rainbow, barely a brief instant, seven colours in the sky drawing a bridge to some other place, and then it dissapears and you keep waiting and hoping for the rainbow to come again, but it is gone.
That is why you must not just 'see'.
Look.

jueves, 4 de julio de 2013

Hombre sin rostro / Faceless man



Granada, 3 de julio de 2013.
Granada, 3 July 2013.

¿Quién conoce las facciones del hombre sin rostro?
¿Qué expresión hay oculta detrás de la paloma blanca?

No sabemos si el hombre sin rostro está contento o triste, enfadado o dolido. Relajado o nervioso. Quizá sonríe con orgullo, sus mejores galas para el retrato. Quizá estaba con la mente en otra parte. Quizá está asustado por el aleteo repentino a un palmo de su cara.
Acaso piensa en sus problemas.
Acaso esté melancólico y hasta incluso un poco cansado. Al fin y al cabo, son años y años los que lleva ahí el hombre sin rostro, más de los que tú y yo tenemos, quizá incluso más que los de la eterna señora del carrito, un poco más arriba, la que vende a precio de oro flores y canastillas de moras y frambuesas.
-¡Mamá, cómprame moras!
-Déjalo, ya las vemos en otra parte. ¿No te acuerdas que estas, la primera capa bien y luego debajo están todas aplastadas?

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El hombre sin rostro tiene ganas de moras aunque no las ha visto siquiera; por no ver, no ha visto ni el escaparate de la librería de lance que tiene justo al lado. Dichosa paloma. Pero sí, se siente un poco abatido y cansado. Durante todos estos años ha oído y sentido sin cesar las voces y vidas de tantas personas, y le ha llegado el rumor de cada estación, y aunque él sigue ahí con su traje y su bombín, sabe bien que ante sus ojos velados se han deslizado en el tobogán del tiempo, vertiginosamente, una época tras otra.
El hombre sin rostro sabe que todas las personas que recuerda han muerto.
Que nunca habrá una oportunidad de ver las imágenes que ya pasaron a estar en blanco y negro.
¿Adónde iría el hombre sin rostro si pudiese?
Él que en realidad, pobre ingenuo, salía hace siglos tan contento de la sombrerería, con su bombín bien encajado en la cabeza, cuando el dueño le retuvo.
-¿Sí? 
-Disculpe usted, ¿le importaría posar para ser reclamo de mi establecimiento?
-¿Cómo dice?
-Le queda a usted de maravilla ese bombín. Es usted el cliente más elegante de mi tienda. Ningún caballero podrá ir como usted con su sombrero nuevo, pero cuando le vean, todos soñarán con alcanzar su estilo, su savoir faire.
Nuestro hombre, que por entonces todavía tenía una cara, aceptó halagado. No tenía mucha malicia; no la suficiente para reconocer el brillo taimado en los ojos del sombrerero. 
¡Quién le hubiera dicho a él que el muy zorro iba a convertirle en su esclavo, a retenerle allí para siempre con una falsa paloma blanca de la paz!
Él que se compró el sombrero para...eso sí lo recuerda aún...para salir de paseo con su linda novia. 
¿Ella cómo se llamaba? A duras penas recuerda su voz...aquel timbre preocupado cuando intentó seguirle la pista en la sombrerería...por supuesto, su captor la despistó magistralmente. ¡Y qué cerca la tuvo! Su perfume también lo recuerda, aquel olor a lavanda. Pero claro, es que él ya no tenía cara.
De todas formas, ya nada importa. También ella debió de morir hace mucho, y antes de eso debió envejecer y ponerse bien débil y triste y fea, y antes de eso, a buen seguro, hasta se olvidaría de él o maldeciría su recuerdo, y se casaría con otro. ¡Si incluso el sombrerero ha muerto! Los que ahora llevan la tienda no tienen nada que ver con él; en realidad, ya ni siquiera se venden sombreros en ese local.
Pobre hombre sin rostro. Es un tipo bien simpático, y a pesar de todo sigue teniendo un corazón limpio e inocente.


domingo, 23 de junio de 2013

Sueños / Dreams


Granada, junio de 2013, Cuarto Real de Santo Domingo (Realejo)
Granada, June 2013, Royal Quarters of Santo Domingo, Realejo

"Libres vuelan los sueños en la noche."

Presos están durante el día.

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'Dreams fly free in the night'

...For they remain prisoners in the daytime.

sábado, 22 de junio de 2013

Votos de felicidad


Granada, Catedral, 15 de junio de 2013.
Granada, Cathedral, 15 June 2013.

"¿...Prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?"
Recordaba aún aquel voto de memoria. No solo por haberlo oído mil veces en las películas, no. Es que él, por aquel entonces, era muy creyente, y aquellas palabras del cura, a la vez solemnes y tiernas, que para eso el pobre hombre lo conocía a él desde bien chico, le emocionaron profundamente allí en el altar.
No habían tenido nunca un duro de sobra, y ni siquiera parecía entonces una vida fácil, pero él a Emilia la adoraba. Vaya que si la adoraba. El suelo que su Emi pisaba, él lo habría besado. Su santa era, y una cría, como quien dice, la Emi, como él mismo, cuando se conocieron y se casaron. Lo tontos que eran los dos.
Se acordaba él perfectamente de la primera vez que salieron juntos, vaya, con aquel vestido de flores que la tía abuela del bigote le había cosido por su santo del año pasado, y la tía abuela viuda, más benigna y también más feliz y libre, le había retocado.
Que con ese falso tan largo te ibas a quedar para vestir santos, niña le gustaba recordar más tarde a Emilia, se reía ella con ganas cuando se acordaba de la historia del vestido, le venía a la cabeza a veces, cuando estaban juntos en el dormitorio.
Ahí eran felices. Y luego también, en el fondo, ahora se daba cuenta, tarde pero lo veía. Lo que pasa es que luego vinieron los problemas. A él le echaron del trabajo y solo quedó lo que sacaba Emilia de dependienta en aquella tienda, y más tarde fregando también casas, y él siguió en el paro y le entró la pena negra. Borracho no es que fuera entonces, eso no, pero no tenía él que haber bebido tanto. Ahí todavía no. No le hacía falta, ahí. Violento nunca, eso sí. Ni esto. La Emi a él solo le aguantó las lloreras, la depresión, todo el negro que veía. Y de penas también tenía lo suyo, ella. 
—Yo no digo muchos —pensaba Emilia en voz alta, cuando ya no podía más en silencio—. Muchos no, que no da el dinero y tampoco es plan. Pero siquiera la parejita podíamos tener. Siquiera un niño.
No supieron bien nunca por qué no pudo ser. En algún momento ella se resignó a que no pudiera ser y entonces, cuando él estaba triste o vencido, lo acunaba sin darse cuenta como al crío que jamás vendría. Y entonces él se sentía culpable, porque aunque al principio también quería él su propia familia, secretamente había aceptado mucho antes que ella su ausencia. Quizá hasta fuera su propia culpa, al final. Por renunciar primero.
El cáncer sí que llegó, sin embargo. 
Se la comió enterita, el puto cáncer, a la pobre Emilia. Y se la comió despacito, además. Se tomó su tiempo, la cosa aquella. Y ya no quiere recordar más, y por eso acabó como acabó nada más morir ella, y por eso ahora sí que es un borracho y además poco le importa.
Se ha imaginado muchas veces que va a lo alto, a San José, y se muere bajo el nicho de ella, pero sabe que eso no va a pasar.
Con los ojos brillantes y húmedos, mira a su perra, echada junto a él en las escalinatas de la Catedral, adormilada por el calor, y le pasa una mano por el pelaje basto. Quién coño le mandaría a él plantarse allí justo después de una boda, para ponerse a pensar.
—Emi. Emi, bonita, tira. Venga, que nos vamos.
Al principio le dio apuro, ponerle ese nombre a una perra. Luego se dio cuenta de que ese era el único nombre que él quería pronunciar, y entonces le dio igual.

***

—¿Pero cuándo viene?
—Sabes que ella siempre llega tarde.
La ausente formaba parte de aquella hermandad temporal, femenina e internacional que se había fundado aquel curso en Granada. Todas estudiantes extranjeras, uno u otro programa de sus respectivas universidades las había reunido allí, y el centro de lenguas local hizo que se conocieran. Después, noches de fiesta, cenas multiculturales en pisos de estudiantes, viajes, percances y otras aventuras las convirtió en amigas. Un tapiz de acentos estadounidenses, británicos, mediterráneos, eslavos. Y una maraña de historias, una pequeña muestra concentrada de las relaciones humanas en los nueve meses que dura un curso académico.
—A lo mejor no viene.
—A mí me dijo que sí. Iba a pasar la mañana con Nico, comía con él en su piso y luego venía.
Eso era lo que llevaba todo el rato temiendo y deseando oír. Con Nico. Chiara y Nico, Nico y Chiara. Él era otro conocido de las noches Erasmus en el Sacromonte, un español que estudiaba allí Derecho. Ojos y pelo oscuros, piel morena, como si el bronceado le durase de un verano a otro. Cabrón.
—Mientras no venga ahora con ella...
—No va a venir, Jana. Ella sabe que tú no quieres. 
Ella, otra igual. Su mejor amiga hasta que tuvo la oportunidad de enganchar a Nico. No hacía ni un mes desde la última vez que él había estado en su piso, con ella, Jana, y a la otra le había faltado tiempo para tirarse a él. Ahora Nico seguía yendo al piso, solo que ella lo había dejado, enferma de celos.
Jana, no seas injusta tampoco.
—Yo no digo nada —las dos sonreían y fingían hablar de cualquier otra cosa, para que las otras no se dieran cuenta.
—Ya, pero se te nota mucho.
Había llegado a la ciudad enamorada de ella antes incluso de recorrer sus calles. Ahora, hacía tiempo que ya no sabía mirarla sin él en la cabeza, como un tumor mortal alterándole el cerebro. Cuando la dejase, se alegraría y lloraría al mismo tiempo por ella. Por haber perdido su sueño de venir aquí.

***
¡Cuántos colores! El rojo y blanco de las rosas, y los confetis diminutos de plata y rosa, y el blanco del arroz. Mamá le había explicado por qué en las bodas se tiraba arroz. La abuela Julia le había dicho que luego salía el cura, lo barría y con lo que juntaba se hacía una paella.
—Hay que ver las cosas que le dices a la niña —pero todos se reían, porque la abuela Julia era genial.
Le parecía tan bonito todo, que pensaba coleccionar confeti y pétalos y arroz de bodas. Tenía un frasquito de esos de cristal para la mermelada, y ahí echaba lo que recogía cada vez que iba de paseo y pasaba cerca de los restos de alguna boda. O cuando la prima Clara se casó el mes pasado. Casi toda su colección, en realidad, salía de la boda de la prima Clara.
—Cuando sea mayor y me case, le daré a la gente el frasco para que me tire todo lo que tengo guardado de ahí, y así será como si mi boda fuesen muchas bodas.
Mamá le había mirado un momento, como extrañada, y luego había sonreído y le revolvió el pelo, y la llamó ratona.